Por una calle empedrada de señoriales mansiones es posible adentrarse en este mundo de hermosas plazas, galerías de arte, restaurantes y vida bohemia. Su privilegiada situación le permitió ser un centro prehispánico a orillas del antiguo lago, sede de los poderes durante la reconstrucción de Tenochtitlan y asiento de magníficas casas en torno a una fundación franciscana del siglo XVI. Es precisamente frente al atrio de la iglesia de San Juan Bautista donde se desarrolla la vida social coyoacanense, enriquecida por cafés, bares, restaurantes, librerías y las vistosas fiestas populares que culminan durante la tumultuosa ceremonia del grito del 16 de septiembre.
17 de abril de 2011
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