La ciudad tuvo un auge hacia los años 600 y 900aC, para luego ser abandonada y refundada por los itzáes en el año 500 dC; fue el sacerdote maya Lakin Chan, conocido también como Itzamná le dio nuevo florecimiento a esta urbe. A partir de entonces, a sus habitantes se les conoció con el nombre chanes o itzáes. Esta ciudad nunca fue abandonada, sino que tuvo una ininterrumpida ocupación hasta la llegada de los españoles en 1526.
El conjunto de Chichén Itzá se extiende cerca de 15 km2 y sus construcciones revelan varios estilos correspondientes a las diversas etapas de su evolución. El estilo arquitectónico que predominó en las primeras construcciones fue el Puuc, región a la que pertenecen ciudades como Uxmal y Sayil. Ejemplos de este estilo son los edificios de Las Monjas, el Anexo, la Iglesia, la Casa del Venado, el Akabdzib, entre otros.
Una vez que se asimilaron estilos de otras áreas de Mesoamérica, en especial del Golfo y del Altiplano, en Chichén Itzá se desarrolló un estilo propio tanto en la decoración y planificación como en la iconografía. A este estilo se le ha denominado maya-tolteca de Chichén Iztá. Ejemplos de dicho estilo son construcciones como el Castillo, las Mil Columnas, el Juego de Pelota, el Tzomplantli y el Templo de los Guerreros, entre otros.
Este sitio fue un importante centro ceremoniales de la cultura maya durante los años 900 y 1200 dC. De estas fechas datan las construcciones más formidables que se conservan, de las cuales la más destacable es la pirámide de Kukulcán (versión maya de Quetzalcóatl), también conocida como el Castillo. Es aquí donde dos veces al año, en el equinoccio de primavera y en el solsticio de otoño, tiene lugar un espectáculo único en el mundo: un juego de sombras sobre el edificio simula una serpiente que desciende hasta perderse en la tierra.
El Castillo posee una pirámide oculta más antigua, en cuyo interior se encuentran un Chac Mool (dios asociado al culto de la lluvia) y un trono de jaguar pintado de rojo con incrustaciones de jade simulando su piel. Este edificio ha sido interpretado como la expresión material de un calendario, debido a que si se suman los escalones de las cuatro escaleras y los de la entrada del templo, dan un total de 365, el mismo número de los días del año.
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