11 de noviembre de 2009

Antes que den las seis

Obra de Teatro - Acto Único

Eduardo se encuentra en una estancia chica, llena de libros colocados de manera desordenada, papeles por todas partes, algunos plisados en el suelo, hay mas de un cenicero lleno de colillas y la luz tenue de la habitación entra por la ventana donde hay una cortina recogida a un lado.
Eduardo tiene el cabello ligeramente largo de color miel, con un mechón sobre su cara. Camina por la habitación dando dos pasos para un lado y otros dos para el lado contrario. Lleva en sus manos un cigarrillo encendido, pero se olvida que debe aspirarlo de cuando en cuando. Continuamente pasa su mano por la frente echando su mechón de pelo hacia a tras. Este vuelve y cae al instante.
Hay algo particular en su forma de vestir, además de sus pantalones de pana color marrón y una camiseta blanca, lleva un pie calzado con un tenis y en el otro va descalzo, con sus medias blancas arrugadas.

Por su forma de mover las manos y el gesto de sus cejas arqueadas, se transluce que se encuentra nervioso, algo apurado y sin certeza de lo que va hacer.

Toma el espaldar de su asiento, vacila y parece meditar su decisión antes de sentarse. Luego, súbitamente se decide y toma asiento. Frente a él hay un escritorio y una computadora. Teclea unas palabras. Relee lo que escribió y rápidamente procede a borrarlo de nuevo. Otra vez su mano remueve el mechón de pelo hacia atrás.

Se busca que el público sienta desesperación y compadezca a ese joven agraciado que se encuentra ante un problema. El público aun no sabe de que se trata el problema, pero desea poderlo ayudar; susurrarle al oído una solución para aminorar los motivos de su angustia.

Eduardo mira al público suplicante y a manera de confidencia le habla como si fuese a si mismo:


- ¡No se que pasa! Jamás me había sentido tan perdido. No logro acertar en lo que escribo. Detesto tener que estar presionado con un tiempo límite. Tengo que poder entregar este escrito antes de las seis. Este ha sido mi sueño. Siempre quise participar en este concurso. Sé que algún día lo ganaría. Y bueno….y ahora, estoy aquí, a tres horas de tener que entregar mi historia y aún no sabe que escribir. ¡Es ridículo! Como es posible que algo así me este pasando. Lo tenía todo bien planeado. Las palabras cruzaban mi mente como un rebaño de cabras listas para ir al bebedero. Y ahora se han ido. ¿Pero a donde? Tiene que haber un culpable. ¡Si estoy seguro de eso! (Pausa) Ahhhh, ya lo se. Ya lo recuerdo. Debe ser Claudia que siempre tiene una salida en falso. Se cree tan linda. ¡Que va! Bueno, claro que es linda, pero detesto esa manera de insinuárseme y luego dejarme plantado. ¿No logro entender que se trae? ¿Por qué hacerme pensar que deseaba besarme y luego simplemente me apartó? Es una idiota; si definitivamente una idiota. Y vaya, que no se le ocurra que yo voy a intentar besarla de nuevo. ¡Nooooooooooooo! Ni pensarlo… (Pausa) bueno, no estaría tan mal un beso y luego ya. Le doy un besó luego me hago el desentendido. Como si ella hubiese sido la que me beso. ¿Por qué no? Claro, soy un bobo. Un
imbécil. Seguro Claudia debe estar burlándose de mí. ¿Pero por qué de mí?

En este momento Eduardo mira al público y le hace una pregunta. Inducimos a que el público responda y participe de la historia.

-¿No les parece que soy simpático?

Hay un momento de silencio y espera una respuesta.
Eduardo muestra una sonrisa al escuchar.
Sostiene la sonrisa por unos momentos, mirando a todo el público lleno de satisfacción y respira profundamente.


-Bueno, gracias. Gracias. Gracias. Ustedes son demasiado generosos. No tienen porque decirme tantas cosas lindas. Bueno, es cierto que soy bien parecido, que visto bien…

Eduardo se mira su pie descalzo y algo sorprendido se dirige de nuevo al auditorio…. Prosigue:

-Que tengo un cierto encanto en la manera de hablar. Soy inteligente, mmm.......…que mas puedo decirles. Es difícil hablar de si mismo y creo que tal vez puedo aburrirlos.
(Pausa)
Ahhhh, ¿pero si no fuera Claudia quien me quitó la inspiración?
¿Entonces quién? (Pausa) ¡Ya lo sé! Definitivamente tuvo que haber sido la Tati. A esa si que no la perdono. Dejarme plantado en pleno baile para irse con la Susi y la Cristina a chismosear. “Que ya vuelvo” me dijo y pasó más de una hora y nada que aparecía. Luego me entero que estaba charlando animadamente con Pablo. Ese idiota. ¿Y yo qué? ¿No se supone que estaba loca por mí? Me dijo que yo era el sueño de su vida, o por lo menos eso me dio a entender…. (Pausa) bueno algo parecido……

Eduardo mira al público como pidiendo su comprensión. Espera escuchar sus comentarios.

-Ahhhhhhhhh, esta es la historia de mi vida. Aquí estoy a una hora de cerrarse el concurso y teniendo que emplear mi tiempo en resolver los asuntos de Claudia y de la Tati y vaya a saber cuantas bobas mas que no saben apreciar lo bueno. Ni lo piensen que les voy a dedicar un momento más. Por supuesto que no lo merecen. Yo tengo algo más importante que hacer. ¡Si señor! Ya me debe de estar llegando la inspiración, me siento ante el compu, tecleo rápidamente esa ráfaga de ideas maravillosas que tengo y listo. Lo imprimo….que quede bien presentado a doble espacio, para que se vea mas largo mi cuento….sí, sí más largo, definitivamente y luego lo meto en un sobre y lo entrego en la oficina de Extensión Cultural……. ¡a tiempo! Estoy seguro que en cuestión de minutos comenzaran a fluirme esas maravillosas ideas. ¡De inmediato debo concentrarme para que me llegue la iluminación!

Eduardo a manera de concentración se pone los dedos de sus manos en las sienes y comienza a girar sobre sus pies, esperando le lleguen las ideas.

En ese momento, timbra el teléfono. Lo escucha repicar varias veces antes de contestar. Busca el celular por todas partes, atraído por el timbre agudo, hasta que finalmente lo contesta. Se escucha una voz de mujer al otro lado del aparato:


-¡Bueno!
-Eddy soy yo…. ¿te acuerdas?
-Si claro…….”yo”, ¿como no iba a saberlo?

Eduardo mira al público desconcertado y hace un gesto para indicar que no tiene la menor idea que quien pueda ser.

-Oye Eddy, eres genial y estaba pensando en que podríamos ir al cine….¿que opinas? ¿Tienes algo que hacer?
- ¡Claro que no! …. Me refiero, ¿donde nos encontramos?
-Veámonos en el Cine Arte de Polanco en media hora.
-Ya, ni se diga mas. Ahí te veo.

Eduardo cuelga el teléfono, mira al público, levanta ligeramente sus manos y dice:

-Creo que la inspiración me va a llegar un poco más tarde.

Eduardo da media vuelta, toma su chamarra, abre la puerta de su habitación y sale.


FIN


Marzo 2009

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