Arbol apacible,
árbol solitario,
guardas un precioso tesoro,
que hace latir mi corazón.
Te elevas en medio del campo,
como emblema de amor
y despliegas tu coraza contra el tiempo,
vences torrenciales y despiadados vientos.
Placidamente emerges,
más recio que un guerrero,
con sabiduría que te dan los años,
dejando nobles marcas en el tronco.
Tus hojas al caer arrullan los recuerdos,
pues bajo tu sombra yace el cuerpo inerte de mi Lucas.
Son años que dejé de verte
y aun juegas en mis pensamientos,
vividamente,
colmándome de alegría y cariño.
Noviembre 2009
11 de noviembre de 2009
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